La emisión de residuos a la atmósfera y los propios procesos
de combustión que se producen en las centrales térmicas tienen una incidencia
importante sobre el medio ambiente. Para tratar de paliar, en la medida de lo
posible, los daños que estas plantas provocan en el entorno natural, se
incorporan a las instalaciones diversos elementos y sistemas.
El problema de la contaminación es máximo en el caso de las
centrales termoeléctricas convencionales que utilizan como combustible carbón.
En las de fueloil o combustóleo los
niveles de emisión de partículas y ácidos de azufre son menores, aunque ha de
tenerse en cuenta la emisión de óxidos de azufre y hollines ácidos,
prácticamente nulos en las plantas de gas.
Según el combustible emiten a la atmósfera dióxido de
carbono, CO2., y suponiendo un rendimiento del 40% sobre la energía primaria
consumida
El uso de combustibles calientes genera emisiones de gases
de efecto invernadero y de lluvia ácida a la atmósfera, junto a partículas
volantes que pueden contener metales pesados.
Al ser los combustibles fósiles, tal es el caso del
combustóleo, una fuente de energía finita, su uso está limitado a la duración
de las reservas y/o su rentabilidad económica.
Sus emisiones térmicas y de vapor pueden alterar el microclima
local.
Afectan negativamente a los ecosistemas fluviales debido a
los vertidos de agua caliente en éstos.
Su rendimiento (en muchos casos) es nulo (comparado con el
rendimiento ideal), a pesar de haberse realizado grandes mejoras en la
eficiencia.
Central
termoeléctrica de fuel-oil de Castellón
Para evitar que el
funcionamiento de las centrales termoeléctricas clásicas pueda dañar el entorno
natural, estas plantas llevan incorporados una serie de sistemas y elementos
que afectan a la estructura de las instalaciones, como es el caso de las torres
de refrigeración.
La incidencia de
este tipo de centrales sobre el medio ambiente se produce por la emisión de
residuos a la atmósfera (procedentes de la combustión del combustible) y por
vía térmica, (calentamiento de las aguas de los ríos por utilización de estas
aguas para la refrigeración en circuito abierto).
Por lo que se
refiere al primero de los aspectos citados, esa clase de contaminación
ambiental es prácticamente despreciable en el caso de las centrales
termoeléctricas de gas y escasa en el caso de las de combustóleo (fuel-oil)
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